6 Cosas que no te cuentan en las escuelas de teatro

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Como muchos de vosotros, yo me gradué en la Universidad con una licenciatura en Arte Dramático, un elegante trozo de papel donde decía que "¡Estoy hecho un gran actor!". En aquellos tiempos de escuela me sentía como un pez enorme en un pequeñísimo estanque, interpretando un montón de personajes protagonistas y asistiendo a una gran cantidad de clases de interpretación, voz o expresión corporal. Estudié Meisner, Stella Adler, Stanislavsky, Uta Hagen (mi preferida) e incluso llegué a hacer Teatro Kabuki. Podía recitar 10 monólogos de Shakespeare y dominar el acento británico ¡Hasta sabía cómo se hacia una máscara neutra! Una de las muchas cosas útiles que una escuela de teatro enseña es que el entrenamiento es algo esencial, y que siempre debe formar parte de tu carrera.
Con mi precioso diploma en las manos me mudé a Nueva York, una semana después de graduarme, con un book de fotos barato en mi mochila, un puesto de trabajo mediocre, y preguntándome "¿Dónde están todos esos castings para papeles importantes que se supone que tienen que ser para mi? ¡Yo había sido un alumno de teatro eminente en el Vassar College (la Universidad de mi pueblo)!" ¿Qué quieres decir con que no es tan fácil acceder a las pruebas para la nueva película de los hermanos Cohen? ¿Qué quieres decir con que debería encontrar un representante? Rápidamente me di cuenta de que existe toda una zona obscura del "negocio" del cine y la televisión de la que nadie me había explicado nada. Así que me tocó modificar mi perspectiva, adquirir bastante humildad y elaborar un plan de acción.
Ahí va mi lista de seis cosas que olvidaron mencionar en la escuela de teatro:

1. No eres especial.


Es posible que recibieras alguna ovación o incluso aplausos de tus compañeros por interpretar a Kowalski en "Un tranvía llamado deseo", pero ya no eres la estrella. Compartirás espacio en la sala de espera de los castings con personas que no se han formado nunca, que no han asistido a una sola clase de interpretación en toda su vida y que, sin embargo, tienen representantes de prestigio. Algunos, incluso, contarán con una lista indeterminada de trabajos realizados en televisión y cine. Y, ¿adivinas qué? Ellos están ahí persiguiendo el mismo papel por el que tú estás. Acéptalo. Todos estáis en el mismo barco ahora, con diploma o sin él.

2. Actuar también es un negocio.


Una cosa es ser buen actor y otra es ser un actor "inteligente". En las escuelas de teatro se trata de "hacer arte". En el mundo real, se trata de "hacer negocio". Nadie va a llamar a tu puerta rogándote que actúes para ellos. Tú eres quien deberá esforzarte para que se fijen en ti. Tendrás que ser capaz de combinar talento artístico y astucia empresarial si quieres ganar dinero dedicándote a esto y mantenerte. Eso quiere decir disponer de book de fotos de muerte, buen videobook de 2 a 3 minutos, monólogos geniales siempre listos (no demasiado conocidos), red de contactos (sin llegar a ser un pelma), imagen de marca, organizar citas para "saludar y presentarte" con directores de casting (un mal necesario), exponer tu perfil y material en una web profesional pública del sector para difundirte (sección Talentos en Clandestino como mejor opción), realizar tus proyectos propios, enviar correos a representantes y, en definitiva, actuar como Director Ejecutivo de tu propia empresa, que eres tú.

3. No formarás parte del reparto de "Juego de Tronos" de inmediato.


"¡Se fue por ahí!" será probablemente el tipo de frase que tendrás en tu primera oportunidad para una serie de televisión. Si, fuiste el prota principal en todos tus trabajos de la escuela. Todos te dijeron lo maravilloso que eras. Pero ahora te toca volver a ponerte al final de la fila. La realidad es que no te audicionarán para papeles regulares en series si antes no has acumulado ciertos trabajos en televisión. La verdad es que la mayoría de actores, una vez encuentran representante (todo un arte en sí mismo) tendrán que empezar con pequeñas apariciones o papeles de reparto eventuales, e ir construyendo lentamente su currículum antes de ni tan siquiera ser considerados en castings para papeles regulares en series importantes de televisión. Eso puede llevar años y necesitar un trabajo de supervivencia (o tres). La paciencia será la clave.

4. Tienes un "perfil".


No hablo del ángulo bueno de tu cara. En la escuela de teatro interpretas todo tipo de perfiles: juegas e interpretas personajes que te doblan la edad, o que son de otras etnias, o incluso te atreves a cambiar de género (¿o sólo he sido yo?). Si te pareces a mi, muy probablemente llegaste a interpretar a Stanley Kowalski en algún momento (sin los aplausos). Ahora estás en Nueva York, o Londres, o Madrid, los mayores comercios de la televisión del país. Resulta que ahora tienes un rango de edad de cinco años (no de 40), una etnia concreta y un "perfil" específico que te definen. Y hay cientos de otros actores que tienen ese mismo perfil. Siéntelo como propio, acostúmbrate a él, y esfuérzate para ser el mejor de entre los actores con los que compartes ese perfil.

5. Debes "dominar la sala".


Cuando se trata de cine y televisión puedes ser un actor impresionante, pero ser horrible en los castings, o un actor horrible, pero maravilloso, confiado y cautivador en los castings. Tienes que ser "bueno en la sala", como se suele decir. Tienes que aprender el fino arte de hacer castings (mirar a los ojos, adaptarte, leer en frío, trabajar a contrarreloj), ya que son la puerta de entrada para que consigas el trabajo y lograr que los directores de casting "confíen" en ti. Haz algún curso de castings, mírate en cámara y aprende a "llenar" la pantalla. Tienes que entender el tono, el ritmo en televisión, qué cosas funcionan en cámara, cómo contener la acción en un plano corto, cómo manejar tu personalidad, saber tomar decisiones arriesgadas y ser auténtico. 

6. "Sólo suéltalo".


Si no aprendes el arte para actuar ante la cámara, sólo conseguirás parecerte a un pollo alterado y tu interpretación correrá el peligro de ser considerada demasiado "teatral". Esto es lo más importante, y me llevó meses darme cuenta de ello. La mayoría de los directores de casting de televisión y cine te dirán cosas como "sólo suéltalo" y "hazlo de forma natural", o "no actúes, sólo di tus frases". "Pero yo he estudiado en una escuela de teatro", te dirás a ti mismo, "cada frase que digo es importante". Da igual. Ya no estás actuando para aquel profe sentado sobre su silla al fondo de esa oscura aula de la escuela. Estás actuando para una cámara HD a dos metros de distancia, lo que amplifica todo lo que haces, y hasta el gesto más minucioso puede resultar excesivamente grande. Economiza tus gestos, sé sutil con tus emociones y utiliza tus ojos. Sólo piensa y siente, en vez de mostrar. 
La formación en la escuela puede abrirte las puertas. Puede ser apasionante y puede brindarte las herramientas y la técnica para tener una carrera longeva y de éxito. Pero ser actor profesional requiere de un conjunto adicional de destrezas que implica conocer el mercado y de qué modo encajas tú en él, de forma que puedas darle un buen uso de ese diploma tuyo de Arte Dramático. La formación es una parte inestimable de la ecuación, pero es sólo eso: parte de la ecuación.

Matt Newton
Matt Newton es uno de los profesores de actuación frente a la cámara más codiciados de Nueva York. Entre sus alumnos se encuentran diversos actores de cine y televisión muy conocidos. Ha sido actor durante más de 14 años y ahora es, también, director y guionista, además de coach especial para los elencos de actores de distintas series de la CBS. Imparte talleres por todo los Estados Unidos.






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